Samsung sigue suergido en una pesadilla. Esta mañana, la multinacional ha anunciado desde su sede en Seúl que se va a detener la producción del Galaxy Note 7. Sus incontables explosiones (incluso en los móviles de remplazo), han hecho necesaria esta medida tan drástica.
Esta suspensión de la producción muestra la gravedad de los problemas que Samsung está teniendo con la retirada de su producto. El mes pasado, los funcionarios de Samsung restaron importancia a los informes de baterías sobrecalentadas, llamando a los incidentes «casos aislados» relacionados a temas de producción en masa.
Samsung quiso mantener el smartphone en el mercado y decidió, por un lado, recoger todos los Note 7 de la primera producción para enviar uno nuevo, y por otro, lanzar una actualización para que el teléfono no se cargara más del 60% y así evitar sobrecalentamientos. Algo que como hemos visto, no ha funcionado.
Los analistas estiman que este revés supondrá unos 5.000 millones de dólares, una cantidad elevada, pero que Samsung se espera que pueda solventar gracias a su buena salud económica. De todas formas, todos estos sucesos (recordemos que también se han dado casos de exposiones en sus lavadoras), no dejan en muy buena posición a la compañía coreana de cara a la gran campaña navideña.